lunes, 26 de enero de 2015

La Vía Verde del Noroeste desde los Baños de Mula

La primavera es una estación estupenda para disfrutar de la autocaravana. El tiempo es perfecto, ya empieza a hacer calorcito, pero no excesivo, por lo que se puede disfrutar del buen tiempo y no se pasa calor dentro de la AC. Eso lo descubrimos en nuestro primer viaje después de las vacaciones de Semana Santa de 2014 a los Baños de Mula en Murcia.

Además, es una época estupenda para disfrutar de un paseo en bici. Y qué mejor complemento que llevarlas en la AC. Ya te contamos en entradas anteriores que habíamos encargado una bici eléctrica para mamá, y que para poder transportarlas habíamos tenido que poner un portabicis trasero -aquí explicamos cómo lo pusimos- en la AC.

Bueno, pues ya con el portabicis puesto, solo nos quedaba recoger la bici de mamá, que ya había llegado, y aprovechamos el viaje hasta Murcia para salir con la AC y probarla. También tuvimos que adquirir un portabebés trasero para bici, porque Bruno por aquellos tiempos todavía era pequeño y no sabía montar en bici -hoy ya es otra cosa-.

Resultado final, al que solo le falta una lona protectora y placa de señalización que compramos a posteriori.

Probando el nuevo artilugio.

Para pasear en bici no hay nada mejor que tener cerca una Vía Verde. Para quien no lo sepa, las vías verdes son antiguos trazados ferroviarios o carreteras que dejaron de usarse y que han sido acondicionados para desplazamientos no motorizados, es decir, para ir a pie o en bicicleta. Y tienen dos grandes ventajas: una, que transcurren por espacios naturales con cierto interés; y dos, que no tienen pendientes de más del 3%, por lo que resultan ideales para aquellos que solo queremos dar un paseo en bici por el campo y no queremos entrenarnos para subir el Tourmalet. En España hay un montón y por Europa ni te cuento, y cada vez están acondicionando más.

Mapa de Vías Verdes de España a fecha de hoy - Fuente: www.viasverdes.com.

Y resulta que nosotros tenemos una acondicionada muy cerca y que no conocíamos, la Vía Verde del Noroeste, la cual une la capital murciana con el Noroeste de la provincia. 76.8 km más que suficientes para nosotros. Decidimos hacer el tramo que parte de los Baño de Mula hacia Caravaca de la Cruz y de paso conocer la zona.

Para más detalles sobre la vía, pincha aquí.

Al final, la ruta del "finde" que nos salió fue esta:



Total de la ruta ida y vuelta 189 km.

Ya cerca de la hora de comer, llegamos a los Baños de Mula. Lo pasamos un poco regular ya que el gps nos metió por mitad del pueblo y las calles eran bastante estrechas y empinadas para una AC -si vas con AC, mira el mapa de la ruta porque esa es la mejor forma para llegar sin los problemas que tuvimos nosotros-. Como pegaba bien el sol, preguntamos a un señor por alguna zona con sombra para poder aparcar y en seguida nos dijo un sitio, y la verdad es que acertó de pleno. El sitio era una parking de tierra, al lado de un merendero y un seco riachuelo, con unos pinos gigantes que daban una sobra perfecta. Aparcamos la AC muy contentos por el sitio que habíamos encontrado ya que tenía toda la pinta que iba a ser nuestro lugar de pernocta -ver mapa de la ruta-.


Después de comernos un excelente conejo al ajillo, del que alguna no dejó ni las caries, decidimos descansar un poco para estar a tope por la tarde y poder recorrer algún tramo de la vía verde que pasa muy cerca de donde estábamos -ver mapa de la ruta-.

Para quien no lo sepa, esto es una cara de felicidad -no la del conejo, se entiende-.

Bruno estaba más impaciente que nosotros por subirse en la bici.

Esa cara lo dice todo.

Tenemos que decir que la experiencia nos encantó y que repetiremos seguro. Aquí tenéis a unos asiduos a las vías verdes allá donde vayamos. De hecho, algunos viajes posteriores los hemos programado en función de si existía vía verde o no, o nos hemos decantado por zonas donde las había. A pesar de ello, ésta del Noroeste está bastante dejada, por lo menos el tramo que nosotros hicimos desde los Baños de Mula hasta el cementerio de Mula, y eso lo podemos decir ahora que hemos estado en otras vías verdes. Nos encontramos con tramos de calzada en pésimas condiciones para ir en bici de paseo, nos cruzamos con varios coches y se supone que está prohibido su tránsito por ellas, y lo que menos nos gustó es que al llegar a Mula hay que transitar por tramos de carretera, lo que resulta bastante peligroso si vas con niños. Además, en esta zona nos perdimos porque no estaba muy bien señalizado el recorrido. En fin, que la idea está muy bien, y la experiencia nos gustó, pero las infraestructuras no solo hay que construirlas sino también mantenerlas, y en este país es muy normal olvidarse de esto último. A pesar de ello disfrutamos mucho del paseo y el paisaje.

Puente ferroviario hoy día acondicionado como vía verde.

Por el puente ferroviario.

Antiguo y abandonado apeadero de los Baños de Mula, inicio y fin de nuestra ruta en bici.

Mami le cogió el gustillo rápido, soltándose de manos y todo.

"Badlands" de los Baños de Mula.


En este vídeo se puede ver un poco el deplorable estado de conservación de la vía.

Al llegar el cementerio de Mula -ver mapa de la ruta- decidimos hacer un descanso y entrar a verlo. Nos resultó un cementerio extraño ya que es la primera vez que vimos que los nichos se cierren con puertas de aluminio e incluso persianas -algunos hasta con toldo, no es broma-, y no como una cosa esporádica sino como algo generalizado. La sensación era como pasear por un pueblo en miniatura.



Para digerir la sorpresa nada mejor que descubrir unos nuevos bichitos, las hormigas. Y es que un hormiguero puede dar mucho de sí.


¿Hay algo más divertido que ver cómo te recorre una hormiga el brazo por primera vez?

Sin más, nos dimos media la vuelta para no hacer el paseo muy pesado -puedes ver el trayecto completo que hicimos en el mapa de la ruta-. Unos 20 km en total que para ser la primera vez de Bruno no está nada mal.

De vuelta a la AC pasamos por el nacimiento de agua que da nombre a los Baños de Mula y Bruno no pudo resistirse a meter la mano -y si lo dejamos se mete entero-. Menos mal que el agua sale a unos agradables 36º.


Después del esfuerzo nos merecíamos una buena ducha, una buena cena y una sesión de estrellas en nuestra improvisada terraza, pues la noche estaba estupenda para estar en la calle. La sensación de libertad y paz en estos sitios es indescriptible. Dormimos súpertranquilos ya que apenas llegan coches al pueblo al ser tan pequeño, lo que confirmó que el sitio elegido para pernoctar es de los que hay que guardar para futuras ocasiones.

Continuará...

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